Desde que tengo memoria, he tenido que ocultar quién soy. Lo que soy.
Me hicieron actuar como una oveja. Me hicieron mezclarme. Me marcaron y sellaron mi poder.
Ahora tengo mi libertad, porque todos los que me querían confinar están muertos.
Podría haberlo cambiado. Podría haber alterado el curso del destino. Podría haber salvado a la Reina Unseelie.
Pero no lo hice.
Vlari siempre supo cuál era su lugar: lo más lejos de la corte que la reina Unseelie pudiera enviarla.
La más joven de la realeza, nacida en un hogar muy pobre, se esforzó por ganarse la vida como una ayudante y no meterse en problemas.
Oscuro, llamativo y con una agenda oculta, Drusk definitivamente califica como un problema, pero se niega a dejarla sola, chocando con ella en cada esquina.
Entonces el mundo se derrumba a su alrededor.
Con amigos y enemigos a su lado, puede desaparecer con el resto del reino unseelie o proteger a una corte que nunca se ha preocupado por ella.
Hace diez años, hubo una batalla, una maldición y una princesa.
Suena como un cuento de hadas.
No lo es.
Aun profundamente dormida, alimentando las guardas del ultimo santuario de hadas, Vlari tiene un adversario contra el que luchar: el tiempo.
Tiempo para que la gente obtenga armas que necesita para luchar contra los invasores. Cada día que pasa es menos probable que despierte.
Drusk ha dejado de esperar que lo haga, hasta que algo cambia en el centro de Tenebris.
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