Secuestrar a una princesa Fernandino será fácil. Ricos, mimados, con derecho y llenos de una confianza que no se merecen: los Fernandino van a caer, y yo seré el que provoque su desaparición robándoles a Olivia justo debajo de sus narices. Para ella, soy el hombre del saco, un Talento que solo conoce la violencia y la sangre. Bien. Así es como lo quiero. Todo va según lo planeado...
Hasta que pruebo su lengua afilada y miro sus curvas perversas. No me toma mucho tiempo darme cuenta de que ella podría ser más que la pequeña mocosa malcriada que me habían enviado a buscar.
Con esa realización viene el peligro. Olivia está en la mira y el dedo de mi padre en el gatillo. O la salvó y traicionó a mi familia, o la salvó y empiezo una nueva familia propia.
¿Qué debe hacer un villano?
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