Es grande, es corpulento, es de piedra, y me acaba de decir: “Eres mía”.
Por si ser abducida no fuera suficientemente malo, acabo de enterarme de que soy el premio de un concurso intergaláctico en el que tres señores de la guerra extraterrestres se disputan mi persona.
Sí, claro. Si mis captores creen que voy a cooperar, se merecen otra cosa.
Pero cuando un señor de la guerra en particular me encuentra primero, todos mis planes se van por la ventana.
Nunca he estado con un hombre antes… pero Draven no es un hombre.
Es una gárgola extraterrestre cuyos ojos dorados me miran con una pasión ardiente que refleja su corazón fundido.
Cree que soy su compañera predestinada. Su alma gemela. Y aparentemente soy la única que puede darle sus alas para que podamos volar juntos fuera de este lugar.
Me aterroriza y me hace sentir cosas que nunca antes había sentido.
¿Pero puedo confiar en este rey bestial? ¿O debo intentar escapar sola?
LLEVO CORRIENDO casi toda mi vida, pero nunca imaginé que un día me perseguiría un Señor de la Guerra extraterrestre acuático…
Krakenos me aterroriza.
Pero una parte de mí quiere darse la vuelta y volver corriendo hacia él.
Antes de conocernos, fui secuestrada y encarcelada, obligada a competir en un concurso intergaláctico para un público violento y lujurioso.
Es un prisionero como yo, que planea escapar a su mundo natal, un lugar que suena demasiado increíble para ser verdad.
Y quiere llevarme con él.
Aceptar su mano significa convertirse en su pareja, su reina, encargada de ayudarle a continuar su otrora poderosa raza.
No habría vuelta atrás si lo hago. Y sé que si cedo a su tentador contacto, nunca querré soltarlo.
Así que, en vez de eso, sigo corriendo.
¿Pero qué pasará cuando Krakenos finalmente me atrape?
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