Cash Ryatt es una distracción.
No es ningún secreto que el piloto de carreras chico malo se forjó una reputación gracias a dos cosas. Ganar y a los titulares de primera plana. Leí que es el mejor en ambas cosas, pero no tengo intención de averiguarlo de primera mano.
Tengo mis propios planes, y entre ellos no está salir en los periódicos de chismes como su próximo ligue de una noche con una chica de la parrilla. De todos modos, mis tres hermanos mayores, sus jefes, nunca lo tolerarían.
Entonces, ¿cómo es que me encuentro soñando despierta con el único hombre con el que me prohibieron salir?
Su mera proximidad hace que mi corazón lata desbocado en mi pecho.
Me tiemblan las rodillas cuando sus ojos encuentran los míos al otro lado de la pista.
Pero es la forma en que me besa, como si el resto del mundo no existiera, lo que me hace caer en su trampa de playboy.
Al final me rindo a la tentación, pero sólo durante una noche, y que conste que no hubo nada de pie, salvo contra una puerta que se interpuso en nuestro camino.
Pero ninguna acción queda impune. No importa lo bien que estemos juntos. Se le da un ultimátum. ¿Aprovechará su última oportunidad de ganar el campeonato mundial o seguirá su corazón hasta mí?
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