Entró en mi casa y me vio dormir.
Estaba vestido de negro y llevaba una máscara, diciéndome que podía correr pero que él me atraparía.
Sabía que él sólo quería una cosa y no se iría hasta conseguirla.
Usarme.
Era sólo la punta... de su lengua en mi cuerpo, su arma en mi garganta.
Fue sólo una punta de dulzura y miedo lo que me mantuvo cerca y se negó a dejarme ir.
Tenía miedo de hasta dónde llegaría, de lo cerca que me llevaría al límite.
No sabía si me arrojaría o me abrazaría en la oscuridad.
Todo lo que pude hacer fue rendirme.
Fue un encuentro agridulce y no sabía si viviría para ver el final.
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