Hace cuatro años, se cometieron errores, se cruzaron líneas, se rompieron reglas. Estuvo mal, y nunca debería haber ocurrido. Pero el pasado se niega a permanecer enterrado, los errores empiezan a parecer correctos, y las líneas empiezan a difuminarse.
A veces, el corazón quiere lo que quiere, y nada se interpone en su camino. Al diablo con las consecuencias. Al diablo con las reglas.
A veces, los secretos son pecaminosamente deliciosos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario