Caroline Parker sabe que tres cosas son ciertas. Primero, que a los treinta y cinco será la abogada de divorcios más solicitada de Boston. En segundo lugar, dado su pésimo historial sentimental, enamorarse no es algo que esté en sus planes. Y en tercer lugar, las Navidades solo le traen mala suerte: que rompan con ella no una, ni dos, sino tres veces durante las fiestas es prueba suficiente de ello.
Cuando se encuentra con Hannah Dalton en Nochebuena, no tiene motivos para creer que su suerte vaya a cambiar. Después de todo, aunque Hannah es probablemente la mujer más guapa que ha visto en su vida, también es heterosexual. Y casada con el rival de trabajo de Caroline. Aunque el hecho de que Hannah la contrate la deja perpleja, ganar un caso de divorcio y vérselas con su ex compañero de trabajo debería ser suficiente emoción. Pero a medida que pasan los meses y se acerca a Hannah y a su adorable hija Abbie, la línea que separa a abogada y cliente empieza a difuminarse.
Y nunca habría podido predecir lo mucho que lo desea.
Hannah Dalton tenía muchas expectativas en su vida. Al crecer viendo a su madre luchar por todo lo que tenían, decidió asegurarse de hacer todo lo posible para que esas penurias merecieran la pena. Seguiría la carrera con la que soñaba, se casaría con alguien digno de confianza y amable, e intentaría dar a su propia hija todo lo que su madre le dio a ella, solo que sin la lucha.
Simplemente nunca previó el orden en que todo ocurriría ni las dificultades que inevitablemente pasarían. Pero, de algún modo, quizá todo pueda salir mejor de lo esperado.
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