Has escuchado la historia de los mejores amigos desde la infancia, el chico y la chica que se aman en secreto pero tienen demasiado miedo para admitirlo, ¿verdad?
Bueno, ¿has escuchado aquella en la que el hermano gemelo del chico interviene y besa a la chica para poner celoso a su hermano?
¿No?
Entonces deja que te ilumine.
Wyatt Gibson ha sido mi mejor amigo desde que íbamos en pañales, y lo amo desde que teníamos diez años.
Pero cuando Wyatt se fue a la universidad y yo me quedé en nuestra ciudad natal de Newberry Springs, Texas, renuncié a la idea de que alguna vez acabáramos juntos, aunque me besó la noche antes de irse.
Han pasado ocho años y ahora lo ayudo a llevar su negocio mientras me doy cuenta de que estoy perdidamente enamorada de él y de que probablemente siempre lo estaré.
Pero ceder a esos sentimientos significa arriesgar todo lo que me importa en la vida: su familia, que es muy mía, y una amistad para toda la vida que aprecio más que preguntarme cómo sería ser suya en todos los sentidos.
La vida era normal hasta que Walker, el hermano gemelo de Wyatt, decidió que estaba harto de que andáramos de puntillas el uno por el otro e ideó un plan para que Wyatt también admitiera sus sentimientos.
Así que me besó.
Y aunque sabía que le haría daño a Wyatt, me sentí bien jugando con fuego, yendo en contra de los límites seguros en los que había vivido toda mi vida por miedo a que todo cambiara.
Pero todo cambió.
Todo se volvió confuso y peligroso a la vez.
Y de repente, pasé de tener todo... a tener todo que perder.
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