De niños, se odiaban. Macon Saint era guapo, pero a pesar de su nombre, Delilah sabía que era el diablo. Que saliera con su hermana Samantha, un poco malvada, tampoco era nada fácil. Cuando terminaron la relación, fue un sueño hecho realidad: Delilah no tuvo que volver a verlo.
Diez años después, su antiguo enemigo le envía un mensaje.
La hermana de Delilah ha robado una valiosa reliquia a Macon, ahora una estrella de Hollywood en ascenso, y él pretende cobrar lo que le corresponde. El problema: Sam se ha marchado de la ciudad.
Entre Macon y Delilah todavía chisporrotean chispas, sólo que este calor se siente alarmantemente como una atracción no deseada. Pero Delilah está desesperada por evitar que su débil madre se entere del robo de su hermana. Así que, le propone un trato: pagará la deuda convirtiéndose en la cocinera y ayudante personal de Macon.
Es una receta para el desastre, pero Macon no puede evitar aceptar la oferta. Aunque está claro que Delilah lo odia, hay algo en ella que le hace sentirse como en casa. Además, ya no son niños, y lo que una vez fue una amarga rivalidad tiene el potencial de convertirse en algo más dulce. Algo así como un para siempre.
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