El miedo y el deseo siempre se han entrelazado en mi cerebro. Cuando tengo miedo, mi cuerpo reacciona, me hace desear el tacto, me hace doler.
Así que la idea de ir a la casa del terror de Halloween de un club sexual me pone nerviosa... Curiosa.
En el laberinto, un hombre enmascarado me acecha entre las sombras. Es aterrador, y parece alarmantemente real.
Cuando me atrape, ¿qué pasará? ¿Sucumbiré a sus deseos depravados?
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