Hace un año, el chico de al lado fue capturado como prisionero de guerra.
El chico cuya ventana da a la mía.
El compañero de patio que me vendaba las rodillas despellejadas.
El enamoramiento de la infancia que me mantenía despierta por la noche, preguntándome si alguna vez sería mi novio.
El héroe del pueblo al que le escribí interminables cartas después de que se embarcara.
El encantador chico de ojos verdes que me prometió un beso el día que cumplí dieciocho años.
Y ahora, está en casa.
Pero no volvió como el chico que una vez conocí.
Ahora es un hombre, uno con demonios que no puedo comprender.
El soldado dañado sigue diciéndome que ya no soy suya.
Que la guerra se lo llevó, lo convirtió en alguien irreconocible.
Lo que no ha considerado es que me llevó a mí también.
Jura que no queda nada entre nosotros, que su corazón murió en el extranjero. Pero con cada mirada a través de nuestras ventanas, ambos sabemos que sus mentiras son sólo eso. Con cada encuentro destinado, la verdad sólo se hace más evidente.
Ahora, Everett Brock ocupa las sombras.
Y por mucho que intente atraerlo hacia la luz, parece que el cambio es permanente.
Lo que no se da cuenta es que estoy dispuesta a seguirlo a la oscuridad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario