Oleander Springs, Carolina del Norte, fue mi segundo hogar, pero mi primer amor.
Los días húmedos y las noches cálidas ofrecían el telón de fondo perfecto para descubrir la dicha mágica que surge sin expectativas ni rutinas. Compartía secretos con mi mejor amigo, Hudson McKinley, cosidos con promesas, un verano tras otro.
Nunca pensé que creceríamos y nos separaríamos.
Ahora, cuatro años después, vuelvo a Oleander Springs por obligación, convencida de que nada puede ser como recordaba. Mi primera visión de Hudson lo confirma. Ya no es un chico desgarbado que apenas me llega a la frente, sino varios centímetros más alto que yo, corpulento como Thor, y el quarterback titular de los Knights.
Mientras me concentro en lo mucho que ha cambiado, Hudson se empeña en demostrar que no todo es diferente, incluidas las sonrisas rápidas, la desenvoltura y las bromas que siempre hemos compartido. Sólo que ahora, las bromas e insinuaciones siguen empujando los límites de nuestra... amistad, sumergiéndose en la honestidad y en una atracción que me hace olvidar por qué volví a Oleander Springs.
Un regreso temporal.
Ahora se acerca el final del verano y no sé si podré irme.
O si me atrevo a quedarme.
Tres meses, un libro de récords y una amistad para toda la vida están a punto de suponer el sacrificio definitivo.
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