Santa Claus no es el único que reconoce a una buena chica cuando la ve...
Sin compañeros de dos patas con los que compartir las fiestas, la veterinaria Jennifer Dane se ofrece voluntaria para tomar el turno de Navidad en la clínica. Tiene libros traviesos, una nevera llena de dulces y algunos amigos peludos para hacerle compañía. Las cosas no podrían ser más alegres. Hasta que Kaden McLeod sufre un accidente de coche cerca de la clínica y es Jennifer quien se encarga de atender al ex militar. En el proceso, rápidamente se hace evidente que los dos tienen una química lo suficientemente caliente como para chamuscar muérdago.
Kaden se gana rápidamente la confianza y la sumisión de Jennifer, haciéndola ronronear como una gatita con su exigente pero tierno afecto. Pero cuando un visitante inoportuno pone fin a sus idílicas vacaciones, Kaden se verá obligado a hacer una pequeña persecución para salvar el Año Nuevo del dúo.
Cupido necesita que le disparen con una de sus propias flechas.
Chelsea odia San Valentín. Odia los corazones rosas y rojos que cuelgan por todo el pueblo, las caras de besos que pone todo el mundo y las tarjetas horribles. La única cosa que realmente quería, su perra Princesa, es feliz en un nuevo hogar, y Chelsea no tiene a nadie con quien celebrarlo. No es que quisiera. Toda la fiesta es una estratagema de marketing para que la gente gaste dinero.
Tennyson Barber es feliz. Tiene una nueva consulta médica y la compañía de bellas mujeres siempre que lo desea. Entonces, ¿por qué su papá interior está tan fascinado con Chelsea Grant? Ella viene de un mal matrimonio y tiene un montón de problemas que él debería evitar. Tennyson no es el caballero de brillante armadura de nadie, pero quiere matar a los dragones de Chelsea de todos modos.
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