—¿Podrías amarme? —susurró. La pregunta me robó el aliento y me quemó los pulmones en el silencio que siguió.
Quería responder, susurrar que sí en el vacío que nos separaba, pero tenía miedo.
Toda la vida de Gesela, su pueblo natal Elk ha estado maldecido. Y no se trata de una única maldición, sino de una tras otra, cada una de las cuales debe romper un habitante, cada una con consecuencias devastadoras. Cuando el pozo de Elk se seca, le toca a Gesela salvar a su pueblo matando al sapo que vive en el fondo. Pero... El sapo no es un sapo. Es un príncipe Elfo que sufre una maldición y, tras su muerte, sus hermanos vienen por Gesela en busca de venganza.
Como castigo, los príncipes destierran a Gesela a vivir con su séptimo hermano, al que llaman la bestia. Gesela espera ser prisionera de un monstruo horrible, pero la bestia resulta ser exquisitamente hermosa y, en lugar de encerrarla en una celda, le ofrece un trato. Si ella puede adivinar su verdadero nombre en siete días, podrá quedar libre.
Gesela acepta, pero hay una trampa oculta: debe pronunciar su nombre con amor para liberarlo también a él.
Pero, ¿podrá alguno de los dos aprender a amar a tiempo?
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