¿Virgen? Comprobado.
¿Nueva vida? Doble comprobado.
¿Estafadora? Triple comprobado.
Mira, no es como si hubiera tenido la opción de nacer en una familia de estafadores o de mujeres, técnicamente. Una chica tiene que sobrevivir y, por el aspecto de la nueva ciudad a la que me veo obligada a ir, es hora de mejorar mi juego.
No me lleva mucho tiempo identificar a mi presa, robar un recuerdo y ser detenida por un lugareño que derrite las bragas y me roba un beso.
Ese beso es veneno. No me refiero a literalmente, pero sí del tipo emocional que me obliga a afrontar el hecho.
Si le doy mi valiosa carta de virginidad a un chico, él sería del tipo que la aceptaría. Peligroso. Increíblemente sexy e igual de mortal. Me distrae lo suficiente como para que de alguna manera lograra que me atraparan... pero ¿escaparé?.
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