Perdóname, padre, porque estoy a punto de pecar…
Renato
Nunca debimos habernos conocido.
Ella entró como un cordero inocente en mi mundo y la puerta se cerró de golpe detrás de ella.
Dejarla viva y libre era un riesgo que ningún capo correría.
La dejaré vivir, por un precio. Su libertad.
Ella no es lo que parece, pero ya es demasiado tarde. Estoy obsesionado y nada ni nadie la alejará de mí.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario