Él no es un alfa. Él es el alfa.
Solía creer que bestias como él no eran más que leyendas y folklore. Luego vino por mí.
No es un simple lobo alfa. Él es la temible expresión de la virilidad de la Tierra misma, vino al mundo por primera vez en siglos para reclamar a una mujer humana destinada a ser su compañera.
Esa mujer humana soy yo.
Cuando corrí, me atrapó. Cuando peleé con él, me castigó.
Le supliqué piedad, pero la piedad no es lo que él tiene en mente para mí.
Va a forzar un clímax brutal tras otro de mi cuerpo desnudo y tembloroso hasta que me duela la garganta de tanto gritar y no va a parar hasta estar seguro de que sé que soy suya.
Entonces él se va a reproducir conmigo.
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