Un Rey Vampiro sin corazón necesita un guardián que proteja el suyo, pero no esperaba que esa guardiana fuera yo.
La Orden de Helsing ha protegido a los inocentes del hambre voraz y los juegos crueles del Rey Vampiro durante siglos.
No se le puede matar.
No se le puede detener.
Porque este antiguo ser no tiene amo.
Una vez cada siglo se despierta de su sueño vampírico para alimentarse, y la Orden asigna a un agente para vigilarlo.
Este siglo, soy esa vigilante.
No puedo decir que me emocione. Siento una aversión por los idiotas, así que cuidar del primero de su especie no está en mi lista de cosas por hacer. Pero cuando la Orden dice salta, no preguntas por qué.
La belleza brutal de Ezekiel lo convierte en el depredador perfecto, capaz de atraer a su presa con bonitas palabras y promesas. Saciar su hambre hasta que vuelva a caer en un coma vampírico no será fácil. Otros lo han intentado y han fracasado.
Estoy decidida a evitar su lista de víctimas y, con la ayuda de dos cazavampiros rebeldes que me han asignado, puede que lo logre.
Pero cuanto más tiempo paso con Ezekiel, más me atrae la oscuridad que hay en su interior, porque también hay una oscuridad dentro de mí. Una que he ocultado desde que tengo memoria. Pero ahora que quiere salir y jugar, me temo que no solo su hambre tendré que calmar, sino también la mía.
La fascinación del Rey Vampiro por mí me ha arrastrado a un juego que no estoy segura de poder ganar.
Pensé que tenía a Ezekiel bajo control. Que su hambre era moderada, y que teníamos un entendimiento, pero me demostró lo contrario de la manera más horrible.
Esto es un juego para él, y soy su último juguete.
Quiero huir, pero las revelaciones de los cazadores son grilletes que me obligan a mantener mi rumbo y cumplir con mi deber. Porque aquí hay más en juego de lo que jamás hubiera imaginado.
El destino de nuestro mundo depende de que la humanidad del rey vampiro disminuya rápidamente, y de mí depende ayudar a restaurarla.
Pero, ¿cómo enseñar a un monstruo a preocuparse?
Tengo menos de un año para averiguarlo...
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