Pavel Suvorov me salvó de la forma más inesperada.
Pero no es un caballero de brillante armadura. No lo hizo para ayudarme.
Lo hizo para ayudarse a sí mismo conmigo.
Yo necesitaba un salvador. En vez de eso, obtuve un monstruo.
No se parece a nada que me haya encontrado antes.
En la superficie, un sueño. Pero por debajo, una pesadilla viviente.
Rico, poderoso y peligroso.
Oh, ¿mencioné que también es demasiado guapo?
Me ofreció algo que nadie me había dado antes:
Una oportunidad de vivir.
Hasta que me enteré que me he prometido a él.
Me reclamará antes de que me arrastre hasta el altar.
Me llevará del altar directamente a su cama.
Y me mantendrá allí hasta que consiga lo que quiere:
Su bebé creciendo en mi vientre.
Pavel Suvorov es el desconocido de mis sueños que me atrapó en una pesadilla viviente.
Ya sabes cómo va la historia: una noche conoces a un apuesto desconocido, tiras la cautela al viento y pasas una noche que no olvidarás. Por la mañana, crees que nunca más le verás.
En mi caso, sin embargo, lo volví a ver de la peor manera posible:
Cuando me dijo que iba a ser su prometida y me arrastró al altar.
Debería haber sabido que estaría en problemas desde el momento en que le sonreí.
En cuanto acepté reunirme con él. En cuanto cerré la puerta tras de mí.
En el momento en que le dejé hacer lo que él quería.
Y eso fue antes de que él me hiciera hacer a mí cosas indecibles.
Cosas imperdonables.
Pero eso es sólo el comienzo de sus planes.
Para mí, y para el bebé que crece en mi vientre.
Él piensa que nada en el mundo le impedirá conseguir lo que quiere.
Él piensa que puede doblegarme.
Él piensa que me someteré y pediré clemencia de rodillas.
Pero, voy a demostrarle que no podría estar más equivocado.
Cueste lo que cueste.
Él destruyó mi mundo cuando me corrompió en su cama.
Se supone que debo odiarlo.
Pero de alguna manera, el monstruo que me llevó terminó robándome el corazón.
Me prometió que haría cualquier cosa para protegerme.
Cualquier cosa para proteger a nuestro bebé creciendo en mi vientre.
Mantenerme cerca.
Y nunca dejarme marchar.
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