Trabajar durante las vacaciones no es lo que Candice llamaría una Navidad ideal, pero se mantiene fuerte y mantiene vivo el espíritu navideño mientras supervisa la fiesta corporativa. Cuando aparece una luz extraña en el cielo, no es la estrella de Navidad. Candice despierta en una nave espacial en medio de grinches de la vida real, o tal vez sean Orcos alienígenas, pero ciertamente no son humanos. La secuestraron, pero de alguna manera se espera que tenga un regalo para el terriblemente grande señor de la guerra de piel verde.
Con el futuro de la Tierra pendiendo de un hilo y nada más que la ropa que lleva puesta, Candice no tiene otra opción que convertirse en "El regalo del señor de la guerra".
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