Los tratos hechos cuando estás borracha no cuentan, ¿verdad?
Pues resulta que no. Al menos según el jefe de la mafia Duke Toscani. Nuestro acuerdo promovido por el alcohol es simple: él es mío y yo soy suya.
De lo que no se da cuenta es de que vengo con un combo extra.
Mi abuela cuidó de mí cuando quedé huérfana, y ahora me toca a mí cuidar de ella. Aunque tenga que tener tres trabajos mal pagos y saltarme algunas comidas y noches de sueño para hacerlo. Puede que mi Nana crea en los milagros navideños, pero yo necesitaré mucho más que los duendes de Santa Claus para salvarme del hombre que encabeza la lista de los más traviesos.
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