Nueve años. Nueve malditos años había trabajado para una de las compañías más grandes de Estados Unidos, y me despidieron con una carta cuando regresé a casa después de una semana en Aruba.
Todo por un video tomado cuando estaba de vacaciones con mis amigos, un video privado hecho en mi tiempo privado.
O eso pensé…
Enojada, abrí una botella de vino y escribí mi propia carta al multimillonario CEO diciéndole lo que pensaba de su empresa y sus prácticas.
No pensé que realmente respondiera.
Ciertamente nunca pensé que de repente me convertiría en amigos por correspondencia con el rico imbécil.
Finalmente, se dio cuenta de que había sido perjudicado y se aseguró de recuperar mi trabajo.
Solo que... no era lo único que Grant Lexington quería hacer por mí.
Pero no había manera de que
involucrara con el jefe del jefe de mi jefe.
Incluso si era ridículamente hermoso, confiado y encantador.
Sería completamente incorrecto, incluso inapropiado.
Algo así como el video que me metió en problemas para empezar
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