Travis Hale lo tiene todo. Un papel importante como jefe de policía en el idílico pueblo de Pelion, Maine. Un aspecto que hace que las mujeres caigan a sus pies con regularidad y constancia. Dos sobrinos y una sobrina a los que adora, y una familia que le ha perdonado en su mayor parte tras una serie de decisiones desafortunadas años atrás. Puede que su pasado esté plagado de arrepentimientos y decisiones equivocadas, pero su futuro parece brillante e ilimitado.
Hasta que el nuevo chico de la ciudad se cruza con él de una forma tan chocante como indefendible. Un tipo que, como resulta, tiene una hermana que puede ser igual de desastrosa para los planes bien ordenados de Travis, aunque de una manera totalmente diferente. No es que haya ningún riesgo real de que se enamore de la mujer salvaje que hace batidos y come alpiste. Ni siquiera es su tipo. Una mujer de las plantas de California con una cabeza de rizos rebeldes y un pasado igualmente desordenado. Además, sólo está en la ciudad durante el verano, ocupada en seducir a Gage Buchanan, que es perfecto en todos los sentidos.
Y si Travis sabe algo, es que se niega a ser el segundo mejor. Nunca más.
La vida de Haven Torres se desmoronó. O mejor dicho, se quemó hasta los cimientos. En ese momento, parecía una buena idea subirse a su coche, con su hermano como copiloto, y embarcarse en una aventura a través del país. Cuando consiguen trabajo en un exclusivo club de tenis y golf en una pintoresca ciudad lacustre de Maine, Haven tiene la esperanza de que sea un verano para recordar. Sobre todo si consigue llamar la atención del soltero más codiciado de la ciudad y de su actual enamorado. Incluso los hombres más amables, íntegros y perfectos no se oponen a las aventuras de verano, ¿verdad?
Pero cuando conoce al jefe de policía local -todo arrogancia y fanfarronería- y se entera de la escandalosa fechoría de su hermano, sabe que Pelion es un pueblo más en el que su estancia es mejor... de corta duración. Sin embargo, ella y Travis entablan una improbable amistad y Haven se da cuenta de que el magnífico agente de la ley no sólo es agradable a la vista, sino que tiene... capas. No es que ella vaya a pelar ninguna de ellas. Sólo es su amigo. Un amigo dispuesto a rascarle la espalda, si ella le rasca la suya. Parece bastante simple. Ella le ayudará a hacer sudar un poco a su hermano. Y él la ayudará a ganarse a Gage.
Pero antes de que Travis o Haven se den cuenta, lo simple se vuelve complicado, la amistad se pone patas arriba, la pasión se enfrenta a la perfección, y ambos descubren que a veces hay que perderlo todo para encontrar exactamente lo que necesitas.
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