martes, 28 de septiembre de 2021

Trilogía Monster in His Eyes - J. M. Darhower




Ignazio Vitale no es un buen hombre.
Lo sospecho la primera vez que lo veo, siento la peligrosa atmósfera que rodea al hombre. Tiene una forma de llamar la atención, de tomar el control, de saber lo que estoy pensando antes de que incluso yo lo sepa.
Es alarmante y seductor. Oscuro y mortífero. Todo lo que alguna vez he deseado, pero la última cosa que realmente necesito.
Una obsesión.
No le toma demasiado tiempo enredarme en su red, meterme en su cama y atraparme en su vida, una de la que no sé nada hasta que es demasiado tarde. Tiene secretos, secretos que no puedo comprender, secretos que me impiden alejarme, sin importar cuánto le ruego que me deje ir. A veces lo veo en sus ojos, una oscuridad que es tanto aterrorizante como emocionante. Es un monstruo envuelto en un buen paquete, y lo que encuentro cuando lo desenmascaro lo cambia todo.
Quiero odiarlo.
A veces lo hago.
Pero no eso no evita que también lo ame. 




No lo digas a menos que sea en serio...
Es un concepto simple, uno que he dicho una y otra vez, pero algunas personas parecen no comprenderlo. Deberías elegir cada sílaba con cuidado, porque nunca se sabe cuándo alguien te hará cumplir tu palabra.
Alguien como yo.
No soy un buen hombre. No lo soy. Lo sé. Tengo suficiente oscuridad en mi interior como para librar al mundo de cada punto de luz. Pero hay una que nunca podría lastimar, una luz que no podría obligarme a apagar.

Karissa.

Ella cree que soy un monstruo, y tal vez lo soy. La insulto con mi tacto, obtengo una emoción al torturar su alma. Pero no soy el único. El mundo está lleno de monstruos, y no soy el más peligroso por ahí.
Ni siquiera cerca...
Dios me ayude, la amo.
Lo hago.
Y Dios ayude a cualquiera que intente quitármela.



La mejor manera de mantener tu palabra es no darla nunca. 
No hace mucho, en una capilla en Las Vegas, juré amar a Karissa por el resto de mis días. Pero nadie ha prometido un número infinito de mañanas. 
Nadie ha prometido para siempre. 
A veces, todo lo que nos queda es hoy. 
Carpe Diem. 
Aprovecha el día. 
Debería haber terminado, deberíamos haber sido felices, pero la gente me está dificultando vivir en paz. Tengo tanta sangre en mis manos que nunca estarán limpias, y alguien parece querer que pague por ello. 
Felices para siempre siempre tiene un costo, uno que cualquier hombre de verdad estaría dispuesto a pagar. Pero eso no significa que voy a darme la vuelta y aceptar estas consecuencias. 
¿Porque cuando se trata de la mujer que amo? ¿La vida por la que he luchado? Nadie está a salvo.

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