Somos un rompecabezas hecho de dos piezas.
Landon Larsen es la envidia de todos los padres de Last Waters, Texas. Es genial, seguro de sí mismo y está bien organizado. Él y su hijo -el quarterback estrella del instituto- tienen la relación padre-hijo perfecta. Es un superpadre tan bueno que casi da asco.
Yo no soy genial, ni tengo confianza, y mi relación con mi hijo no podría ser peor. Apenas me habla, y un año después de la muerte de mi esposa, ambos nos aferramos a los restos de nuestra familia.
El hijo de Landon y el mío son mejores amigos y, por supuesto, Landon es el padre del equipo de fútbol. Y aunque no sé nada de fútbol, Landon me convence de que sea voluntario para estar más cerca de mi hijo. El voluntariado podría darnos a él y a mí la oportunidad de reconstruir lo que se ha roto entre nosotros. Ahora paso todo mi tiempo libre con el equipo -y con Landon- y cuanto más estamos juntos, más profunda es nuestra amistad. Mi hijo también se está abriendo, poco a poco. Creo que lo estoy recuperando.
Sólo hay un gran problema.
Estoy loco por Landon.
Nunca me han atraído los hombres en mi vida... hasta él. Landon me atrae sin siquiera intentarlo, y cuanto más lucho contra esto, más profundo caigo.
Enamorarme del padre del mejor amigo de mi hijo debe ser mi mayor fracaso como padre, pero no me canso de Landon. Enamorarme de él pone en riesgo cada momento frágil que he reconstruido con mi hijo. ¿Qué pensaría él si supiera que deseo al padre de su mejor amigo? Estoy jugando con fuego, pero no puedo apagar estos sentimientos que Landon ha desatado dentro de mí.
Por supuesto, un tipo como Landon nunca podría enamorarse de alguien como yo. Es inútil siquiera imaginar que podríamos ser algo juntos.
Entonces, ¿por qué le he besado?
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