sábado, 24 de diciembre de 2022

Serie Monsters And Beauties - Jenika Snow


¿Y si la Bestia nunca se convirtió en el príncipe?
Mi padre me había vendido.
Intercambió mi cuerpo para borrar su deuda con el mismísimo diablo.
Una bestia de hombre. Literalmente.
Una criatura susurrada entre los aldeanos y temida por todos.
Era un rostro bestial que triplicaba el tamaño de un hombre, su cuerpo monstruosamente enorme estaba cubierto de pelaje. Colmillos afilados y ojos con un brillo rojo sobrenatural. Tenía manos en forma de garra y cuernos que se arqueaban desde su rostro inhumano.
Iba a vivir con él, a ser suya en todos los sentidos que considerara oportunos.
Iba a ser su esposa, y por eso me ofrecí como el proverbial sacrificio al mismísimo diablo.
No esperaba disfrutar tanto con un monstruo como lo hice.



Si el lobo feroz secuestrara a Caperucita Roja solo para su placer?
La muerte de mi abuela me dejó una sensación de vacío. Tenía un trabajo sin futuro, sin amigos ni familia, y trataba de navegar por este nuevo mundo estando completamente sola.
¿La solución perfecta? Hacer un viaje de una vez en la vida a Alaska y volver a conectar con la naturaleza y todas las cosas que me hacen feliz.
Estar aislada en una cabaña sin electricidad, agua corriente ni servicio de telefonía móvil sonaba perfecto hasta que me puse a prueba en la naturaleza y me di cuenta de que quizá no era la mejor idea.
Las cosas iban muy bien hasta que dejaron de serlo, y me di cuenta de que no estaba sola. Era el cazador y yo era su presa.
Y cuando por fin me encontré cara a cara con mi acosador, no era nada que hubiera podido imaginar en mis sueños más salvajes.
Era un monstruo, una bestia literalmente peluda, con aspecto de hombre lobo, que dijo que me había elegido como compañera, y que ahora era suya.
Me llevó a su guarida donde me tocó, me lamió... me dio placer. Y a pesar de saber que tenía que luchar contra él y esta nueva realidad, quería más.
Puede que Wolf sea aterrador a la vista, más grande y más fuerte que cualquier cosa que pudiera imaginar, pero su único propósito era complacerme.
La verdadera pregunta era si quería volver a la civilización y a la vida que una vez conocí.

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