La teniente Eve Dallas está a punto de adentrarse en las sombras del peligroso pasado de su esposo...
Mientras Eve examina un cuerpo fresco en Washington Square Park, su esposo, Roarke, ve un hombre entre los espectadores que conoce desde su juventud en las calles de Dublín. Un hombre que dice ser su medio hermano. Un hombre que mata para ganarse la vida y que arde de odio hacia él.
Eve sospecha rápidamente que el cónyuge de la víctima, resentido por la aventura de su esposa y listo para heredar su fortuna, habría pagado felizmente a un asesino para que hiciera su trabajo sucio. Roarke se apresura a advertirle que, si Lorcan Cobbe es el asesino a sueldo, debe tener cuidado. Los organismos encargados de hacer cumplir la ley en todo el mundo han perseguido a este asesino despiadado durante años, sin éxito. Y su sonrisa lenta cuando miró en dirección a Roarke indica que apuntará a cualquiera que sea importante para Roarke... y confía en que se saldrá con la suya.
Eve está desesperada por proteger a Roarke. Roarke está desesperado por proteger a Eve. Y juntos, están decididos a encontrar a Cobbe antes de que él los encuentre a ellos, incluso si eso los lleva a cruzar el Atlántico, muy lejos de la jurisdicción habitual de Eve...
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