Hace diez años le rompí el corazón y me fui de la ciudad.
Ella me odia y con razón. No importa que el resto del país me ame, que sea un quarterback titular con un contrato multimillonario. Porque cuando me miro en el espejo, lo único que veo es un fracasado que era demasiado joven y tenía demasiado miedo para luchar por lo que quería.
Pero ya no soy ese tipo y sólo necesito una oportunidad para convencerla.
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No tiene ni idea de lo que pasó después de que se fuera. ¿Y ahora se supone que tengo que trabajar a su lado como si no tuviéramos esta enorme y desordenada historia?
Pero ahora soy mayor, más sabia y no dejaré que nada se interponga en mi camino para hacer un buen trabajo para esta liga. Ni siquiera un jugador sobrepagado y arrogante que piense que vamos a besarnos y hacer las paces.
Noticia de última hora, amigo: estoy por encima de ti.
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