El Destructor del Mundo se encuentra con el fin de los Mundos...
Hace mil años, Dianna renunció a su vida en los desiertos de Eoria para salvar a su hermana moribunda. Invocó a todo aquel que quisiera escucharla; nunca imaginó que obtendría la respuesta de un monstruo mucho peor que cualquier pesadilla. Ahora hace lo que Kaden le pide, aunque eso signifique conseguir una antigua reliquia de las mismas criaturas que la persiguen.
Un rey que se creía muerto y olvidado.
En el viejo mundo se llamaba Samkiel. En el nuevo es Liam, pero un título permanece inalterable a través del tiempo. Es el Destructor del Mundo, un mito para sus enemigos; un salvador y rey para aquellos que le son leales. Después de la Guerra de los Dioses, se encerró en sí mismo, escondiéndose del mundo. Renunció a su corona y a sus responsabilidades, y dejó que los que más lo necesitaban lidiaran con las consecuencias de la muerte de su mundo natal. Ahora, un ataque contra sus seres más queridos lo devolverá al reino que no deseaba volver a visitar, y lo pondrá en el punto de mira de un enemigo al que creía prisionero desde hacía eones.
Enemigos más antiguos que el tiempo deben dejar a un lado sus diferencias y trabajar juntos con la esperanza de salvar su mundo y todos los reinos intermedios.
Donde hay dioses, también hay monstruos...
Dianna solo piensa en una cosa: vengarse. Cuando le arrancan la poca humanidad que le queda, decide entregarse a su faceta más monstruosa y ver el mundo arder.
Samkiel, el único que se niega a aceptar que la chica a la que amó se ha convertido en el monstruo que todo el mundo dice ver en ella, está decidido a hacer lo que sea para salvarla de sí misma, aunque eso implique perderla.
Ahora que todos los reinos están sometidos al ejército de Kaden y que se avecinan nuevas amenazas, Samkiel no puede permitirse bajar la guardia. Pero, a medida que Dianna se vuelve más sanguinaria, se da cuenta de que el tiempo se le está agotando y no sabe si será capaz de salvarla y sobrevivir...
«Cuando reduzca a cenizas este mundo, cuando volváis a pintarme como la mala, recuerda que… intenté ser buena».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario