Me tienen encerrada en una jaula, vestida de novia.
¿Cómo fue que terminé aquí?
Hace tres días era una chica normal, que vivía una vida normal.
Mis padres adoptivos vinieron a cenar a mi apartamento, como todas las semanas.
Sin embargo, esta vez soltaron una bomba.
Me dijeron que no soy quien ellos me habían dicho que era.
Y que todas esas clases de baile y de etiqueta no fueron solo para presumir.
Fueron una preparación.
Tenían que entrenarme para lo que estaba a punto de enfrentar.
Convertirme en la esposa de un don a la fuerza.
Luego, después de dejarme boquiabierta, abrieron la puerta y dejaron entrar a esta pesadilla.
Mi flamante nuevo marido no me quiere. Lo deja claro tan pronto como nos conocemos.
Me tiene atrapada en su mundo con un único propósito:
Ser su esposa y engendrar a sus hijos.
Tratar de escapar no servirá de nada.
Llorar tampoco.
¿Qué será lo único que me ayudará?
Mi jefe quiere que tenga un hijo suyo.
En circunstancias normales, la respuesta sería fácil: “ni en sueños”.
Pero Gavriil Nikolaev no es el tipo de hombre que acepta un no por respuesta.
Además, aunque me pareciera atractivo, que no es el caso...
Y aunque no fuera su empleada, que definitivamente lo soy...
No hay forma de omitir el hecho de que es un hombre increíblemente peligroso.
He pasado por esto antes, y casi arruina mi vida.
Me niego a hacerlo de nuevo.
Pero a él no parece importarle lo que yo haga o deje de hacer.
Tiene sus ojos puestos en mí.
Y no acepta un no por respuesta.
La Bratva llegó por la noche y prendió fuego al lugar.
Pensé que era mi oportunidad de escapar finalmente de este horrible club, propiedad de la mafia.
Dios mío, qué equivocada estaba.
Porque el hombre que llamó a la puerta no era un caballero de brillante armadura que vino para liberar a esta damisela en apuros de su pesadilla.
Más bien el maldito polo opuesto.
Bastien Nikolaev, el nuevo don de la Bratva Nikolaev de Miami, está de mal humor, melancólico y con mala actitud.
Y ahora ha decidido que le pertenezco.
La llamaría la peor noche de mi vida, pero estaría mintiendo.
Las peores noches todavía están por llegar.
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