Una llamada cambió el curso de mi vida para siempre.
Cuando sonó mi teléfono después de una noche de copas con mi mejor amiga, no tenía ni idea de que todo mi mundo estaba a punto de cambiar.
—Falta un libro —gruñe en la línea una voz grave y antinaturalmente seductora.
Presa del pánico, salgo corriendo hacia la biblioteca Dragerfield saltándome las normas: aunque falte un libro, solo se nos permite entrar durante el día. Pero si no encuentro ese tomo antiguo, estaré despedida igualmente.
—Deberías haber esperado hasta el amanecer, humana.
Demasiado tarde para retirarme, pronto descubro por qué existen las reglas. Dragerfield es una puerta entre mundos. Una que lleva a Risest, el reino de las hadas y al que acceden por la noche.
Y yo soy la humana idiota que vagó entre ellos sin permiso.
Las hadas usan a los humanos para dos cosas: entretenimiento, y bueno, pueden usar su imaginación para la otra.
Peor aún, la voz al teléfono que puso todo esto en movimiento no es un fae cualquiera. Drager, con sus escamas de dragón y su aroma ahumado es uno de sus dioses. Uno de los Cinco Caídos.
Mi nuevo captor.
El libro perdido es ahora el menor de mis problemas.
Pensaba que me iban a despedir, pero en vez de eso, me dirijo a Faerie. Y podría ser un viaje solo de ida.
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