El problema de nacer con expectativas es no estar a la altura de ninguna.
Christopher podría ser el anticristo, pero dominar el mundo y liderar a los secuaces de la oscuridad parece mucho trabajo. Y aunque holgazanear es un pecado que su supuesto padre, Lucifer, aprueba, su falta de metas es un problema.
Personalmente, Christopher preferiría trabajar lo suficiente para llegar a fin de mes y tal vez comprarse un paquete de seis cervezas. Pero el destino conspira contra él. Por alguna razón, el muerto no se queda bajo tierra, aparentemente no es hijo único, tiene hermanas y esta chica sexy que conoció en el cementerio se niega a tener sexo con él.
Es hora de que este príncipe perezoso en espera esté a la altura de las circunstancias y abrace el destino, o al menos se bese con él.
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