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Lucky.
Se alejó de la mujer que había despertado cada célula de su cuerpo. Fue un acto egoísta de autopreservación. No podía permitir que ella derribara los muros que había construido alrededor de su corazón, los que lo mantenían a salvo y a ella a distancia.
Con un océano entre ellos, él creía que ella estaría a salvo de cualquier daño.
Estaba equivocado.
Llegar al estudio de tatuajes del club con una zorra del brazo no era como imaginaba volver a verla. Pero allí estaba ella.
La reconoció inmediatamente, aunque no se parecía en nada a la mujer que había dejado atrás.
Su reina de hielo se estaba escondiendo y lo estaba haciendo a plena vista.
¿Por qué? ¿De quién se escondía? ¿Y por qué pensaba en ella como suya?
Con su club bajo amenaza, tenía que protegerla a ella y a su hijo de cualquier manera posible, incluso de formas que ella podría terminar odiando.
Harper.
Ver al hombre del que te enamoraste alejarse sin mirar atrás duele muchísimo y lo que más me dolía era la promesa que me exigió hacerle de nunca contactarlo, jamás.
Un resultado positivo hizo estallar mi mundo cuidadosamente creado. Fue un shock y una alegría que me guardé para mí.
Hasta que mi feo pasado reapareció.
El miedo y la desesperación me acosaron y cuando me ofrecieron una salida, me aferré a ella con ambas manos.
Dejar atrás a todos los que amaba nos llevó a Savannah, a SU ciudad y eso significaba que estaba faltando a mi palabra, rompiendo mi promesa.
¿Qué más podía hacer? ¿De qué otra manera se suponía que iba a mantener a mi hijo a salvo?
Me destrozó el corazón cuando vi que había seguido adelante, que tenía una mujer. Escondí mi dolor y me concentré en mantenernos a salvo de mi pasado. Pensé que lo habíamos logrado.
Estaba equivocada. Muy, muy equivocada. No estábamos a salvo en absoluto. Ni de mi pasado, ni tampoco de mi presente.
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