Tras descubrir que su marido había estado poniéndole los cuernos, lo único que la reciente viuda Samantha Collins quiere hacer es dejar su antigua vida atrás. ¿Lo primero en su lista? Vender su parte del fondo de inversión que su marido había creado junto a su mejor amigo.
Pero Luke Darren tiene otros planes.
Sintiéndose más cómodo dirigiendo las operaciones diarias de la firma, Luke siempre ha estado en un segundo plano, dejando que Jason se convirtiese en la cara visible de la compañía. Pero ahora que Jason ya no está, los clientes están huyendo en masa. Lo último que necesita es que Samantha se vaya también. Sería la gota que colmaría el vaso para los clientes que estaban dudando en retirar su dinero y Luke no podía arriesgarse a tal cosa.
Sin embargo, trabajar con Samantha no tarda en destrozar su capacidad de concentración. Lleva años enamorado de ella y, ahora que Jason ya no se interpone en su camino, ser amigos ya no es suficiente y enseguida se encuentra deseando algo más.
Olivia Montgomery debería estar entusiasmada de que la hayan puesto al mando de la reforma de The Mansion. Lleva años queriendo restaurar el viejo hotel de su abuelo y devolverlo a sus días de gloria. Por desgracia, su nuevo dueño, Adam Campbell, tiene otros planes. En lugar de restaurar el hotel, quiere demolerlo, y Olivia no puede permitirlo. Hará lo que sea necesario para conservar la visión de su abuelo, pero, cuando Adam se da cuenta de sus intenciones, decide vigilarla de cerca. Muy de cerca.
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